Repensar el diagnóstico en salud mental
Más allá de las etiquetas
de Lic. Leroi Cufré | 10 de diciembre de 2025
Mucho hemos escuchado sobre trastornos mentales. Si prestamos atención a la información académica, a debates políticos, a noticias, o hasta las conversaciones más banales que podemos tener con un amigo, siempre vamos a ver solapada alguna idea de bienestar psicológico. Este tipo de conocimiento se ha vuelto popular y común en cualquier charla, lo que facilita la tarea de desmentir o desmitificar ciertas ideas o mitos acerca de la salud mental. A su vez, también dificulta la clarificación de conceptos provocando confusión y malestar en numerosas ocasiones. En este artículo, pretendemos darte una mano con esta clarificación.
¿Qué es un trastorno mental?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un trastorno mental es la alteración de los procesos cognitivos de una persona a tal punto que le genera conflicto tanto a ella como a las personas que la rodean. Por otro lado, los manuales clásicos de clasificación de trastornos mentales utilizados en psiquiatría (y en psicología a veces también) van en la misma línea que la OMS. La diferencia radica en que profundizan más en las descripciones de cada uno de los trastornos.
La concepción de trastorno mental, tanto desde la OMS como desde los manuales clásicos de psiquiatría, pretende brindar un lenguaje común a la hora de interactuar y, además, pretende ser de utilidad para la identificación de un trastorno y el posterior tratamiento del mismo. Ahora bien, ¿realmente es un trastorno mental algo que se posee y te define como persona?
Cuando se piensa que se tienen trastornos mentales se los ve como algo que se posee en el interior, como una etiqueta que aglomera todo lo que somos como personas. Este es el gran error al pensar los trastornos mentales: el pensar que las personas tienen trastornos mentales y por ende tienen algo dentro suyo que se debe reparar.
Por ejemplo, un pensamiento más rígido basado en etiquetas, puede ser cuando alguien dice “Soy ansioso, por eso nunca puedo hablar en reuniones sin quedar como un desastre”, está atribuyendo toda su identidad a la etiqueta, como si definiera quién es y qué puede o no puede hacer. Mientras que un pensamiento más funcional y flexible puede ser “Estoy experimentando ansiedad y eso hace que me cueste hablar en reuniones, pero puedo aprender estrategias y participar con más seguridad.”
Es importante mencionar que los criterios diagnósticos para la identificación de un trastorno mental requieren de un contexto, de una historia y de una situación para que la persona produzca determinadas respuestas. Es decir, lo que se especifica con las etiquetas diagnósticas son respuestas meramente descriptivas que la persona realiza, por lo que para la identificación de un trastorno mental se debe tener en cuenta la función que ese comportamiento está cumpliendo en la vida de la persona. El trastorno mental es la etiqueta que aglomera un conjunto de respuestas que una persona ejecuta en un determinado contexto.
Hoy, en el marco de los derechos humanos, desde el Centro de Psicoterapia Di Mauro Davrieux entendemos que promover estos derechos es fundamental para crear un entorno propicio para el desarrollo pleno de una salud mental de calidad. No permitamos que las etiquetas diagnósticas se conviertan en barreras que limiten un trato digno y respetuoso. Permitamos, en cambio, la comprensión de las distintas historias de aprendizaje y de las respuestas que cada persona desarrolló en determinados contextos, respuestas que quizá fueron funcionales en su momento pero que hoy ya no lo son y pueden generar sufrimiento tanto para quien las ejecuta como para quienes lo rodean.
¡Avancemos hacia una sociedad equitativa y justa para todos!
Artículo estrito por Lic. Leroi Cufré, integrante del Centro de Psicoterapia Di Mauro Davrieux.
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