Fin de año y la solidaridad
Una invitación a mirarnos con humanidad
de Di Mauro Davrieux | 18 de diciembre de 2025
A medida que diciembre avanza, se activa en nuestra mente un mecanismo casi automático, la necesidad de hacer un balance. Evaluamos nuestro año frente a expectativas, muchas veces internalizadas e inconscientes, generando una brecha entre nuestro yo ideal y el yo real. Suelen aparecer preguntas cómo: ¿Hice lo suficiente este año? ¿Aproveché bien mi tiempo? ¿Estoy donde “tendría que estar” a esta altura de mi vida? ¿Soy la persona que quería ser este año? ¿Por qué sigo repitiendo los mismos errores?, entre otras.
Más allá de la forma en que formulemos dichas preguntas, cuando las respuestas no encajan con lo que esperamos, surge la frustración, la decepción y en muchos casos una sensación generalizada de fracaso, siendo una de las mayores fuentes de malestar al concluir el año.
Un recordatorio silencioso
Pero diciembre trae otro recordatorio, uno menos ruidoso, el Día Internacional de la Solidaridad. Este día nos permite recordar que todos formamos parte de algo más grande, que nuestras acciones pueden contribuir al bienestar común, siendo la solidaridad un valor indispensable para la salud mental.
Teniendo estas fechas en consideración, es que el cierre de año no tiene por qué ser sólo una cuestión personal, puede ser también una oportunidad para preguntarnos cómo acompañamos, cómo cuidamos y cómo fuimos acompañados.
El cierre de año: entre lo personal y lo colectivo
Al unir ambas miradas, la interna y la colectiva, podemos dar lugar a un cierre de año diferente. Podemos permitirnos dejar caer la obligación de “felicidad” perfecta y practicar un balance más compasivo: preguntarnos qué desafíos atravesamos, qué aprendizajes nos llevamos, qué resiliencia descubrimos en nosotros mismos.
También, podemos preguntarnos cómo contribuir a que el bienestar que buscamos también alcance a otras personas. Las acciones pequeñas o grandes, individuales o comunitarias, recuerdan que avanzar no es solo un proceso personal, sino social.
Es importante recordar que las fiestas de fin de año no tienen una única forma correcta de celebrarse. Cada persona tiene la libertad de crear sus propias tradiciones, aquellas que se alinean con sus valores y necesidades, y que le permitan conectar de manera auténtica. Celebrar puede significar reunirse con otros, descansar en silencio, colaborar en una causa o simplemente dejar que el día pase con calma.
Desde el Centro de Psicoterapia Di Mauro Davrieux entendemos que el mejor cierre de año no siempre consiste en revisar si cumplimos todas nuestras metas, sino en reconocer los lazos que nos sostuvieron y los cuidados que pudimos ofrecer. Al final de cuentas, el fin de año y la solidaridad nos invitan a lo mismo: volver a la humanidad que compartimos.
Artículo revisado por Mag. Daniel Davrieux| Director.
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